Miradas sobre un momento incómodo

Jorge Sebastián Almada

“América para los americanos”, sentenció James Monroe en 1823, entonces presidente de los Estados Unidos. Es decir: un continente para ellos, donde el resto de los pueblos de América debía obedecer sus mandatos. Seis años después, Simón Bolívar advertía que Estados Unidos parecía destinado por la providencia a llenar de miserias nuestros países en nombre de la libertad.

Y así ha sido en 200 años. Estados Unidos ha sembrado miseria y muerte en nuestros territorios para sostener su lugar en el mundo, aun en plena decadencia. Desde los golpes de Estado en Honduras y Paraguay, golpes en Bolivia, Brasil, Perú, pasando por las intervenciones en Colombia y Venezuela. Nos quieren suyos, nos quieren vacíos, para despejar el camino y colocar una nueva estrella sobre la Patria Grande.

La Patria chica, mientras tanto, acaba de atravesar su momento electoral. Y hay mensajes que se han dado, y otros que todavía deben construirse, en un mundo que avanza hacia una dirección multipolar. En Argentina, 12 millones de personas no fueron a votar. En Misiones, las dos fuerzas con mayor caudal electoral sumaron 404.777 votos, mientras que 378.420 personas no concurrieron a las urnas. Es una población que está enviando un mensaje, pero que al mismo tiempo necesita recibir uno.

La cuestión central es qué contenido y orientación se construirá hacia adelante. Los sectores populares no pueden acompañar medidas impopulares ni políticas que vulneren la soberanía sin desnaturalizarse y destruirse a sí mismos. Este es un momento para construir certezas y orientaciones claras.

La derrota puede ser huérfana, como decía Napoleón, pero no podemos dejar huérfana la necesidad de representación, ni la demanda de presente y de futuro. Es tiempo de pensar un proyecto de país y de región, más allá de la resignación, del sufrimiento como condición necesaria, o de tener vergüenza por ser sur-americanos

Un presente y un futuro dignos de ser vividos. Volver a ser un país: ese es el desafío.