LACANISMO: La política sectaria del Psicoanálisis

"Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos..." (San Mateo 28, 19)

Nicolás Mazal

Quienes son ajenos al mundo del Psicoanálisis, se encontrarán un tanto desorientados en cuanto a este escrito. En cambio, para los conocedores del tema, un tanto ofendidos, o un tanto de acuerdo.

Lo que el siguiente escrito intentará desarrollar es la política sectaria del Psicoanálisis, a la cual la denominaremos Lacanismo.

Así como Robert Castel acuñó el término Psicoanalismo para referirse a la política del Psicoanálisis en general, nos apropiaremos de su mismo estilo terminológico, y le daremos entonces el nombre de Lacanismo pero sólo para circunscribirnos a la política del Psicoanálisis lacaniano.

Definimos al Lacanismo como una política sectaria del Psicoanálisis lacaniano, dedicada a transmitir una enseñanza de carácter dogmático de la obra de Jacques Lacan, por parte de los líderes a sus fieles dentro de las instituciones lacanianas. El término Lacanismo no es propio de esta definición, comúnmente se suele utilizar para referirse al movimiento del Psicoanálisis lacaniano en general. Pero en este caso lo mencionaremos sólo para denominar su política sectaria.

Metodología del Lacanismo:

La metodología del Lacanismo es la siguiente: No nos adentraremos en describir los lugares jerárquicos de los miembros en una institución o escuela lacaniana, tan sólo diremos que existen referentes importantes dentro ellas que son los encargados de transmitir la enseñanza de la obra de Lacan a los demás miembros de la institución. Cuando esto sucede, esa enseñanza se convierte en un dogma. Y una vez que la enseñanza se convierte en un dogma, es decir, en una verdad absoluta e irrevocable, los referentes de las escuelas se convierten en líderes y los miembros en fieles.

En ninguna de estas escuelas lacanianas se tiene permitido otra enseñanza que no sea el dogma de su líder. Sus fieles tienen la tarea de aprender el dogma que su líder les impone, e impedir que otros dogmas de otros líderes penetren en la suya. Una vez constituido el propio dogma, referentes y miembros devenidos ahora en líderes y fieles, lo tienen defender. Mencionaremos dos maneras de defender el dogma.

  1. Los fieles de la institución lacaniana, al aprender el dogma de su líder, tienen el deber de transmitirla. Los lugares a transmitir pueden ser en seminarios de las escuelas lacanianas, carteles, cursos en instituciones, posgrados, maestrías y doctorados en las facultades de Psicología, grupos de estudio, publicaciones en revistas, etc. Esto es una estrategia que sirve tanto para captar personas ajenas a sus escuelas y así dogmatizarlas, como también reforzar su propia creencia en el dogma lacaniano de su líder.

  2. La segunda estrategia es tomar el dogma de un líder de otra escuela pero como si fuese una teoría. Si es una teoría, se puede debatir, criticar, refutar, y esto es lo que se hace, pero ¿con qué fin? El fin no es la refutación de una teoría lacaniana, si no el ataque a un dogma lacaniano ajeno para defender el propio. Se hacen pasar por teorías a los dogmas de los otros líderes para darle un carácter intelectual o hasta científico y que no parezca tener un carácter religioso. ¡Lo bizarro de esto es que en realidad son teorías! Ya que son ideas de otros líderes lacanianos. Pero lo que hace esta defensa es elevar la teoría de algún otro líder lacaniano como si fuese un dogma con el fin de denostarla para imponer el propio. Por ejemplo, Algunos sostienen que Lacan nunca dijo “goce mortífero” como lo sostiene Miller, pero la intención no es discutir esa idea, la verdadera intención es denostar a Miller por ser un manipulador de la teoría de Lacan y salir a todas partes a decir que Lacan nunca habló de goce mortífero, que Miller es un mentiroso, un estafador. Aquí ya no hay discusión teórica, sólo imposiciones de dogmas. Entonces lo que se hace es diseminar esa crítica a Miller: otra vez, en seminarios, cárteles, cursos, posgrados, maestrías y doctorados, grupos de estudio, publicaciones, etc. para imponer el dogma de otro líder.

LÍDERES

Habiendo intentado describir la metodología de la política sectaria del Lacanismo, a continuación daremos algunos ejemplos para ilustrarlo. Nos ceñiremos sólo a situaciones que han sucedido –y suceden- en Argentina.

Generalmente todas las escuelas lacanianas tienen algo en común: la crítica a Jacques-Alain Miller. Miller es seguramente el mayor líder sectario del Lacanismo a nivel mundial, con excepción de la Escuela de Orientación Lacaniana y sus anexos en donde allí sólo recibe adoración por ser el gran líder.

Jacques-Alain Miller
Jacques-Alain Miller

No pondremos ejemplos de Miller ni de sus escuelas porque sería demasiado obvio. Creemos más interesante mencionarlo desde el lugar en que las otras escuelas u otros líderes lo hacen para que quede más ilustrada la metodología sectaria del Lacanismo.

ISIDORO VEGH

Uno de los líderes más importantes en Argentina del Psicoanálisis lacaniano es sin dudas Isidoro Vegh. Miembro fundador de la Escuela Freudiana de Buenos Aires (EFBA), este psicoanalista ha publicado, junto a Norberto Ferreyra y Benjamín Domb, el manifiesto “Retorno a Lacan” en el año 2016, y del que luego se hicieron jornadas con este mismo nombre, participando escuelas e instituciones allegadas a estos autores

Isidoro Vegh
Isidoro Vegh

Sin dudas el manifiesto “Retorno a Lacan” es una crítica a las desviaciones realizadas por otros líderes de otras escuelas sobre la enseñanza de Lacan, en especial al líder mayor, Jacques-Alain Miller. En esta jornada “Retorno a Lacan”, Vegh, haciendo alusión a Miller y luego a Colette Soler -y aclaramos que es alusión porque no pronuncia sus nombres, vaya a saber por qué-, comienza su exposición con estas palabras:

Mi anhelo es aportar unas reflexiones acerca del fundamento de una práctica que se dice ser superadora a la de Lacan.”

La “práctica superadora” que Isidoro Vegh hace referencia es al Psicoanálisis propuesto por Miller, y toda la exposición de Vegh es una crítica a esta práctica, denominada por Miller como “El ultimísimo Lacan”. Lo que pretende Miller con el ultimísimo Lacan -según Vegh-, es mostrar la superación en la última etapa de la obra de Lacan con respecto a las anteriores. Vegh refiere que lo que intenta Miller con el ultimísimo Lacan es imponer la no existencia del Otro. Ya no hay que hablar de un Otro, si no de un Uno. Por eso Vegh dice que los súbditos de Miller llenan de escritos sobre el tema de “Un cuerpo”, porque eso eliminaría al Otro. Otra cosa que menciona Vegh, es que Miller refiere que en el Ultimísimo Lacan, el deseo es una interpretación. Si es así –agrega Isidoro- no habría necesidad de analista que interprete, porque lo haría el mismo deseo inconsciente. Por eso para los millerianos no hay que interpretar, solo quedarse en silencio y que la sesión no duren más de cinco minutos.

Encontramos también en un documental llamado “Lacan en Caracas” otras críticas a nivel político que hace Vegh hacia Miller. Allí el psicoanalista argentino hace referencia a las situaciones de índole política que sucedieron en aquel congreso en torno a Lacan por parte de sus fieles (imagínense el nivel de sectarismo que ya se jugaba allí que Juan Carlos Indart, al ver a Lacan en ese congreso, dice que estaba en un estado transferencial tan intenso, que se puso de rodillas ante Lacan que estaba sentado porque no le iba a hablar de arriba).

Continuemos con el análisis de Isidoro Vegh en cuanto al Congreso de Lacan en Caracas.

Allí, no podía creer lo que vi. Era un grupo de militantes, donde estaban los hermanitos Miller, estaba Silvestre, estaba Serge Cottet, estaba Eric Laurent, Colette Soler, que como militantes, en un cuadernito anotaban todos los datos de cada uno, averiguaban todo, manipularon el congreso, etc.”


Otra escena que describe Vegh, es que en la casa de Diana Rabinovich, organizando las jornadas de Psicoanálisis que se llevarían a cabo en el Centro cultural San Martín, Eric Laurent, durante dos horas dijo qué lugar tenía que ocupar cada uno, incluyendo las mujeres de cada uno. A Isidoro le tocaba estar en una mesa con Diana Rabinovich y Maeso. Una vez estando en el congreso, comenta Vegh que le arrebató el micrófono a Rabinovich e hizo una crítica teórica a Miller en relación a la disyunción que hace éste entre lo simbólico y lo real en uno de sus textos llamado Réveil. Declaró Vegh:

Esta distinción surge porque no han trabajado el concepto de letra de Lacan”.

Vegh sabía perfectamente el ostracismo a la política lacaniana que se le venía con esa declaración. Otra vez, una crítica teórica para denunciar un abuso político. Metodología inherente del Lacanismo.

Ahora bien, es evidente que el problema para Isidoro Vegh no sólo es teórico sino también político. El problema no es que Miller haga una lectura superadora de Lacan con el Ultimísimo Lacan, ni tampoco la disyunción entre lo simbólico y lo real; el verdadero problema está en que haya creado una institución para transmitir a su Lacan, con el fin de formar psicoanalistas bajo su dogma. Podríamos decir que si bien Vegh hace críticas teóricas a Miller, lo que le afecta es que Miller las hace desde un lugar político sectario. El problema, es que Isidoro Vegh, para responder a las críticas teóricas, tiene que hacer exactamente lo mismo, salirse de ese lugar para crear su propio lugar de política sectaria del Lacanismo. Ya profundizaremos en esto.

Volvemos a la jornada “Retorno a Lacan”. Aquí también Isidoro Vegh hace referencia a otra gran líder del Lacanismo: Colette Soler.

Colette Soler
Colette Soler

Dice Vegh que aunque ella se distanció de aquel canalla (Miller), la psicoanalista francesa no hizo el duelo, porque esta autora sigue en la misma línea teórica de Miller al hablar de “inconsciente real” en oposición al inconsciente estructurado como un lenguaje, argumentando que esta última noción de inconsciente eterniza los análisis. En “Travailler avec Lacan”, que es una compilación que hicieron Moustapha Safouan y Didier Weill, en uno de sus capítulos, Colette Soler sostiene que el problema no es el corte de la sesión, no se trata de la sesión de duración variable, sino que la sesión debe ser ultra corta, “hay que limitar la palabra”. La crítica de Isidoro Vegh a la autora francesa no sólo apunta al error en confundir al inconsciente real con el inconsciente estructurado como un lenguaje, es decir, la crítica no sólo es teórica, sino también política. El planteo teórico de Colette Soler con el de Miller es exactamente el mismo. Entonces, por qué se fue del lado de Miller? Para fundar otra escuela, sin importar tener las mismas ideas teóricas. Por eso el problema no es teórico, es político. No importa si no hizo el duelo por la relación con Miller, como dice Vegh. Lo importante es que Colette Soler, para salir de ese lugar que había constituido Miller (“El Uno” como así lo describe Colette soler en su libro “El psicoanálisis frente al pensamiento único”), fundó su propia escuela con el objetivo de criticar el dogma de otro líder para así imponer el suyo. Lo interesante en este caso, es que ni siquiera es un dogma diferente. A nivel teórico, según Vegh, las ideas de Colette Soler no son nada diferentes a las de Miller. Por lo tanto ¿cuál es el sentido de todo esto? Fundar otra escuela para imponerse como líder lacaniano y así tener sus propios fieles. De esa manera nació otra gran líder, Colette Soler. Aparecieron sus fieles, y construyó su templo lacaniano: La Internacional de los Foros del Campo Lacaniano.

Lo que esta autora tal vez no soportó es la posición de Miller en cuanto Uno, o de Amo, como dirá ella en su libro "El psicoanálisis frente al pensamiento único”, libro dirigido a criticar la posición política sectaria de Miller.

En cuando a Isidoro Vegh, si bien hace una crítica teórica pero también política a ambos, el problema es que tuvo que salirse de esa escuela, conformar una nueva, realizar un manifiesto, jornadas, charlas, etc., para exponer que la teoría de Miller es un desvío de la enseñanza de Lacan. Para ser escuchado, Vegh tuvo que fundar una escuela, posicionarse como líder en su escuela, imponer su propio dogma, para que así sus fieles lo puedan escuchar y defenderla.

GABRIEL LOMBARDI

El libro al que antes hicimos referencia: “El Psicoanálisis frente al pensamiento único” de Colette Soler, prácticamente es una crítica a la política sectaria de Jacques–Alain Miller.

Ahora es ya evidente para todos que pretende ser el amo de los dos poderes, el Uno único de la política y también de la orientación doctrinaria”.

En esta cita, Colette Soler expone un punto interesante del funcionamiento sectario: la teoría y la política en el Lacanismo son indiscernibles. Refiere que Miller ha logrado esta operación convirtiéndose en el primer Uno sectario. Sin embargo, este es un ejemplo que ha sucedido en Francia. El referente en la Argentina de Colette Soler más importante de los Foros del Campo Lacaniano es Gabriel Lombardi.

Gabriel Lombardi
Gabriel Lombardi

En una mesa sobre Post-lacanismo que se realizó en Buenos Aires, en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno en el año 2018, en el cual también participaron Isidoro Vegh y Alfredo Eidelsztein, dijo que respecto al manifiesto que escribió Isidoro Vegh coincide en varios puntos.

Las desviaciones son evidentes (refiriéndose a Miller), porque hay una tendencia en diversos lugares dedicados a la formación del analista, universidades, escuelas, y donde se habla mucho de Lacan, acá en la Argentina, sin necesidad de leerlo, porque hay otros que lo explican mejor, más fácil, incluso lo pueden reemplazar”.

Continua la cita:

...escuché decir en una de esas escuelas, en donde yo pertenecía, que una analista citó la frase de Lacan como si fuera de Miller: “solo el amor permite al goce condescender al deseo”, problemático porque lo dijo Lacan, y no Miller, pero sobre todo porque el leer a Lacan se ha vuelto en estos lugares prescindibles, no es necesario leer sus textos, porque hay otros que lo dicen mejor, más fácil”.

En cierto sentido es la misma crítica de Isidoro Vegh: con el Ultimísimo Lacan de Miller hay un progreso que se trata en dejar atrás a Lacan. La crítica de Lombardi apunta a una de las cuestiones que habíamos mencionado anteriormente. Un líder explica la enseñanza de Lacan a sus fieles, cuando en realidad en esa explicación se esconde el propio dogma del líder lacaniano a sus fieles. Esto es lo que denuncia Lombardi. Hay otro, posicionado en Otro, como Miller, que explica mejor a Lacan y sus fieles creen que es así. Hasta tal punto, que, según Lombardi, atribuyen frases de Lacan a Miller. El peligro de esto, para Lombardi, es que la noción del deseo en Lacan queda a un lado, “la noción de deseo está perdida en estos lugares”. Entonces para Lombardi esta propuesta milleriana es que en realidad el amor permite acotar el goce a través de interpretaciones analíticas. Esto se evidencia en los testimonios de pase de las escuelas millerianas, en el que los testimonios de las experiencias de pase suelen tomar las interpretaciones inolvidables como pruebas de amor del pasante pero sin llegar al punto del deseo. Por lo tanto queda borrado el deseo del analista, o suplantado por una identificación amorosa (fanática) con el analista. Error teórico, amor inquebrantable, estrategia política del Lacanismo.

Agrega Lombardi:

Aquí nos encontramos con un amor fiel, entusiasta, pero que no permite volver al deseo freudiano, aquel deseo indestructible de donde surge después de un recorrido de análisis, el deseo singularizado encarnado de analista a partir de la interacción con el analista en la experiencia propia de análisis, esta es una perspectiva a realizar de lo que está pasando con Lacan”

Lombardi sigue la misma línea crítica de Colette Soler. A Miller se le atribuye ser el Uno político y el Uno teórico, por eso sus fieles atribuyen una frase de Lacan a su autoría y la hacen funcionar desde una supuesta propuesta teórica, como olvidarse de la noción del deseo e insistir con el acotamiento de goce. Pero lo relevante de la crítica de Lombardi es que denuncia que Miller es el Uno sectario del Lacanismo. Por lo tanto, ¿qué sucede luego de esta crítica? Hacer lo mismo que los otros: tuvo que irse de esa escuela para fundar otra. La única manera que ha tenido Lombardi (representante político de Colette Soler),de salir del dogma de la política sectaria de la escuela de Miller, es irse de ella y fundar otra, de la misma envergadura, pasando ahora a ser el Uno político y teórico del Foro en la Argentina.

ALFREDO EIDELSZTEIN

Esta institución no tiene la constitucionalidad de ser una escuela lacaniana pero sí la misma política sectaria. Se llama Apertura para Otro Lacan (APOLa) y su líder es Alfredo Eidelsztein.

Alfredo Eidelsztein
Alfredo Eidelsztein

El caso de Eidelsztein es distinto, porque no tuvo que soltar la mano de Miller para fundar otra escuela. Su metodología fue otra. Ha fundado una institución lacaniana diferente a todas las demás, porque todas estas escuelas, excepto la suya, convergen en un mismo dogma: el freudolacanismo.

A lo largo de los años, Alfredo Eidelsztein ha realizado una crítica sistemática a la noción freudo-lacaniana. Esta noción, muy resumidamente que critica Alfredo, trata de que todo lo que dijo Lacan ya está en Freud, o que Lacan vino a explicar lo que ya dijo Freud. Eidelsztein ha intentado hacer una desarticulación entre Freud y Lacan en sus publicaciones y conferencias para así exponer una forma diferente de leer y practicar la clínica que habría propuesto Lacan. Así planteado, su propuesta teórica parecía ser una promesa de por fin salir del encierro sectario del Lacanismo, pero ¿qué pasó? Al publicar su gran obra “Otro Lacan” en el año 2015, en la cual condensa su pensamiento para distinguir la teoría de Lacan con respecto a la de Freud, la institución Apertura, en la cual él era miembro fundador, desde ese momento pasó a llamarse como su propio libro: Apertura para Otro Lacan. Y así él se convirtió en un nuevo líder lacaniano, en un Otro Lacan. Sus miembros pasaron a ser sus fieles, su libro se convirtió en un dogma, y así quedó fechada la fundación de la última institución de política sectaria en el Lacanismo: APOLa (Apertura Para Otro Lacan).

Lo que entonces ahora diferencia a APOLa de otras escuelas lacanianas es que para aquella el enemigo no es sólo Miller, también es Freud. Mencionemos un ejemplo del ataque teórico de Eidelsztein a Miller que lógicamente luego se ha vuelto dogmático. Es conocido el rastreo de Eidelsztein a la noción de goce mortífero que ha trabajado Miller en Lacan y que no ha encontrado referencia alguna que Lacan habló de aquel concepto. El problema con la búsqueda de Eidelsztein es que se le hizo dogmático. No ha logrado desidentificar el concepto de goce mortífero de Lacan que quiso imponer Miller, en cambio lo que sí ha logrado es que sus fieles militen esta idea, proclamándola en los cursos, universidades, seminarios, conferencias, etc., para convencer a otros que no crean lo del goce mortífero, que Miller es un estafador, que se conviertan en fieles de APOLa porque ahí está la verdad de Lacan verbalizada en Eidelszetin. En conclusión, no importa debatir si Lacan dijo o no lo dijo, lo importante es creer en otro líder, en otro dogma, pertenecer a otro templo lacaniano.

Tal es la obsesión de Eidelsztein en encontrar la verdadera palabra de Lacan, que en su libro “Otro Lacan” dice que a él no le importa difundir un Lacan mejor ni más autentico, sino uno con el que Eidelsztein acuerde en su posición como analista. Por lo tanto, ¿la búsqueda de Eidelsztein radica en la verdadera palabra de Lacan, o en una que acuerde con él?

Lo que tienen en común estos tres autores argentinos, Vegh, Lombardi y Eidelsztein, es que para contrarrestar la posición dogmática del Uno (Miller) han tenido que fundar su propia escuela sectaria de Psicoanálisis (obviamente no son los únicos). Lo que así se ha logrado no han sido refutaciones a nivel teórico, sino imposiciones a nivel dogmático. Sus esfuerzos teóricos han quedado encubiertos por las imposiciones dogmáticas. Y este es el gran problema, porque cualquier intento de plantear otra línea de pensamiento, el Lacanismo rápidamente las transforma en una política sectaria a través de un líder.

NUEVOS LÍDERES LACANIANOS

Si bien la política sectaria del Lacanismo fue establecida con la conformación de las escuelas lacanianas (aunque su metodología ya se ejercía en el freudismo), esta política ha dejado de ser exclusiva de ellas. Sin embargo, hace varios años existen líderes lacanianos que no pertenecen a ninguna escuela y que se disfrazan de una supuesta neutralidad lacano-ideológica. Fue en la pandemia donde surgieron estos líderes influencers que manejan a sus fieles de manera virtual, promocionando sus cursos, grupos de estudio, supervisiones de casos, charlas, a través de las redes sociales con el objetivo de captar fieles que ahora se llaman seguidores. Sus transmisiones teóricas son rudimentarias y banales, pero efectivas para captar nuevos fieles en estos nuevos templos lacanianos ahora de formato virtual. Antes que ellos, ya existían pequeños grupos de fieles que seguían a un líder que no lideraba ninguna escuela ni que tampoco estaba en internet, tan sólo proclamaba su enseñanza en su consultorio o hasta en alguna confitería. Sin embargo, ahora este nuevo líder influencer ya no necesita esas catacumbas, ya que la transmisión –y captación- a sus fieles es de manera virtual. A través de las redes sociales, estos psicoanalistas influencers promocionan sus cursos, talleres, grupos de estudio, supervisiones de casos, y toda otra metodología que antes solía realizarse de manera presencial.

En este nuevo formato virtual del Lacanismo sigue la misma estructura: hay un líder y hay fieles. Pero lo particular es que este nuevo líder, para captar fieles, transmite no su propio dogma lacaniano, él no teoriza un dogma propio, sino que toma ciertas nociones de los dogmas de otros líderes lacanianos y los hace pasar como si fueran de él. Ya no es más el viejo líder lacaniano de la escuela que creaba e imponía su propio dogma. Ahora este nuevo líder toma un poco de los dogmas de los viejos líderes de las escuelas lacanianas y los transmite a sus fieles haciéndoles creer que son suyos. Por ejemplo, este nuevo líder toma algo del concepto de goce trabajado por Miller, o sobre la formalización matematizada de Eidelsztein, y los transmite como si fueran de su autoría, aplicándolas en charlas, clases, o supervisiones de casos. En cuanto al contenido, suelen elegir temas banales con el objetivo de entretener para que sus fieles puedan entender con mayor facilidad. Está plagado de estos nuevos líderes lacanianos influencers hablando sobre las relaciones de pareja, las nuevas formas de la sexualidad, del amor, de cómo debe ser la crianza a los hijos, de la adolescencia, etc. Atrás quedaron la lógica, la topología de superficies y el nudo borromeo. Ahora la estrategia es la siguiente: a mayor superficialidad teórica, mayor captación de fieles. No se rechaza los dogmas lacanianos anteriores que antes se enseñaba, ahora se los banaliza. Son líderes lacanianos de muy bajos recursos intelectuales, que ya no necesitan tener una escuela o institución, que con tan sólo tomar los dogmas de los viejos líderes lacanianos y transmitirlos como propios en temáticas banales a través de las redes sociales, pueden captar fieles y así constituir su propia secta virtual del Lacanismo.

Por un lado, hay una razón válida del porqué surge este nuevo tipo de líder influencer, y es que ellos mismos dicen estar cansados de la vieja enseñanza del Lacanismo, de aquel viejo líder que transmite una enseñanza encriptada, que propone que es mejor no entender, solo repetir y creer. Pero desde su aparente secularismo, no sólo están haciendo lo mismo, además han banalizado los dogmas lacanianos. En la actualidad, el fin es que la transmisión, en lugar de no ser entendida, sea entendida fácilmente, en lugar de ser encriptada, sea entretenida. Por el otro lado, los que aún permanecen en las escuelas lacanianas, sostienen que ante los embates de las nuevas psicoterapias, y ante estos nuevos psicoanalistas influencers, el viejo psicoanálisis lacaniano debe resistir. Pero la resistencia, en este caso, no es un modo de defensa, sino una manera de sostener lo que inevitablemente se está disolviendo. Porque las escuelas lacanianas suman cada vez menos fieles, los viejos líderes lacanianos están realmente viejos, y ningún fiel parece que pueda tomar su lugar. Claramente va ganando el terreno virtual de los psicoanalistas influencers como hegemonía sectaria del Lacanismo, que hasta promueve que ya no sirve el diván, que no hay diferencia entre un análisis presencial o virtual. No crean que lo hacen por defender una teoría. Se suelen escuchar este tipo de justificaciones tales como “no hace falta que el cuerpo real este allí”, pero no piensen que es por sostener una idea teórica, sino que sirve para ocultar la denigrante realidad económica del Lacanismo: ya no hay gastos de traslado, ni pagar un alquiler de consultorio. Fue en otra vida onerosa donde los lacanianos viajaban a París para analizarse y formarse. Ahora la realidad económica y política es otra. Sólo ha quedado un pequeño staff de líderes lacanianos cobrando sesiones cuantiosas, pero la mayoría, es decir, los pobres fieles, justifican esa teoría virtual para solventarse económicamente.

Tal vez el Lacanismo ha vuelto a sus raíces: El estructuralismo. Y lo demuestra ya no en la teoría, sino en su política. Es imposible salirse de la estructura…sectaria del Lacanismo.

CONCLUSIÓN

En la actualidad, los fieles lacanianos cada vez creen menos en los viejos líderes y sus dogmas. Lo que ahora creen es en la imagen virtual de un nuevo líder. Antes el ideal era seguir el dogma de un líder lacaniano dentro de una escuela, ahora es adorar la imagen de un líder en internet que busca captar seguidores-fieles en las redes sociales, que ni siquiera tiene un dogma que defender, porque no defiende nada, no cree en nada, salvo en su propia imagen. Atrás quedaron las entrevistas de admisión para pertenecer a una escuela o institución lacaniana, ahora, tan solo con “seguir” a un líder lacaniano en las redes y transferirle su diezmo a un alias, alcanza para convertirse en un fiel lacaniano.

Por eso ya no es motivo de sorpresa ver cada vez más jóvenes lacanianos trabajando en algún centro educativo terapéutico desde un enfoque cognitivo-conductual o administrando un test A-DOS 2, porque el Lacanismo ya no les brinda una solución política y/o económica a los psicoanalistas que están en proceso de formación. Razón por la cual este tipo de terapias cognitivo-conductual, mindfulness o coaching se han apropiado del terreno en donde antes estaba ocupado por el Psicoanálisis. Hoy los espacios ya se han delimitado: las primeras se han quedado con el campo de la salud mental, y el Psicoanálisis con la transmisión “light” por internet a un público ávido de conocimiento banal.

Para concluir, al igual que Robert Castel en su libro “El Psicoanalismo”, mencionaremos solamente una cita de Lacan.

En diez años máximo, el que me lea hallará todo transparente, como una buena jarra de cerveza. Quizá entonces dirán: ‘Este Lacan, que banalidad’”.

Se ha cumplido la predicción de Lacan: hoy, el Lacanismo proclama: “¡Este Lacan, qué banalidad!”

Lo dejamos acá…